Campos de batalla

por / sábado, 15 febrero 2003 / Publicado en5 días

Mientras sus superiores andan convenciéndonos a todos de que ir a la guerra no sólo es sano, sino hasta edificante, el comandante jefe del Departamento de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil ha recordado recientemente el aumento de la delincuencia que utiliza Internet como medio para cometer sus crímenes y ha asegurado que los delincuentes se creen impunes por utilizar la Red para delinquir (www.delitosinformaticos.com/delitos/guardiacivil.shtml). Juan Salom también dijo, en una premonitoria mesa redonda titulada Internet, un nuevo frente de batalla, cosas que todos suponíamos pero nadie había dejado claro, como que el sitio web de Batasuna no es lo que podríamos llamar ‘ciberterrorismo’. Pero ese es otro asunto.

El partido en el gobierno, que conoce las posibilidades de la Red, como demuestra en su excelsa e imaginativa página web con auténticas joyas de la animación cibernética (www.pp.es/elecciones2000/j-urnas.htm), debe haber sido también el precursor en la sombra de la polémica de la semana, centrada en la sustitución de las direcciones IP fijas en las conexiones ADSL de Telefónica por direcciones IP dinámicas. Y si no lo ha sido, quien calla otorga. Al final, tras muchas quejas y una reunión con la Asociación de Internautas, van a mantenerse las direcciones fijas para los actuales clientes, pero no para los nuevos. El problema es que el número de direcciones IP se agotará en 2008, y se están convirtiendo ya en un bien preciado: esa es la explicación de una acción que impide servir con facilidad contenidos a través de conexiones ADSL (www.informativos.info/index.php).

Aunque no es ese el único frente en que lucharemos mientras esta mañana nos manifestamos por las calles españolas para impedir que se abra uno menos virtual y probablemente de consecuencias más dolorosas. El Congreso de EE UU puso estos días freno a los planes del Pentágono de acceder libremente a todos los correos electrónicos que se le antojara para detectar pistas sobre posibles actividades terroristas. Gracias al cielo, la Cámara de Representantes y el Senado restringieron la aplicación y el desarrollo del programa del Pentágono, bautizado como Conocimiento de Información Total (TIA) y liderado por el cuestionado almirante retirado John Poindexter, aquel marino condenado en la presidencia de Ronald Reagan por mentir ante el Congreso en dos ocasiones: una interpelación legislativa sobre la venta secreta de armas a Irán y un sumario administrativo abierto por la ayuda clandestina prestada a los contras de Nicaragua. Lo de la TIA ya lo inventamos nosotros mucho tiempo ha y no ha sido sin duda casualidad el estreno esta semana pasada de Mortadelo y Filemón. Porque, obviamente, la realidad casi siempre supera a la ficción.

Pero todavía hay más frentes donde tendremos que emplear nuestros pacíficos esfuerzos: ‘Expertos estadounidenses achacan la propagación del sida a los chats en Internet… además del comportamiento cada vez más imprudente de los homosexuales y de algunos heterosexuales’. Según un estudio realizado por investigadores de Boston, Internet facilita a ‘los hombres que mantienen relaciones con otros hombres conocer a nuevos compañeros sexuales y transmitir el VIH’. Claro que otra investigación realizada en la Universidad de North Carolina culpa a los presidiarios. Lo extraño es que Sadam Husein no aparezca como culpable en ninguno de estos estudios. ¿Será un analfabeto digital?

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