Ceguera virtual

por / sábado, 12 octubre 2002 / Publicado en5 días

No lo ves?’, le gritaba la precognitiva Agatha a John Anderton en Minority Report. Y él no lo veía. Era e-vidente. La perfección del sistema hacía que sólo una perversión del mismo ocultara la verdad, que como siempre estaba allí afuera. La verdad digital también está aquí afuera y, sin embargo, nuestros dirigentes, sean políticos o empresariales, no la ven.

El otoño renovador nos ha llenado de ejemplos de ciegos que no quieren ver. De un lado, directivos empresariales como los de Alcampo, que han cerrado un portal que apenas les supone costes y que se halla en un sector, el de la distribución minorista, que empezará a dar beneficios cuando la implantación tecnológica entre las capas populares se afiance. Como aperitivo ahí están los datos de Yahoo para hacer crecer el optimismo.

En el ámbito político las cosas no están mejor. Algunos proveedores de acceso a Internet han decidido, sin comunicárselo a sus clientes, bloquear la consulta de las webs y servicios de correo de tres nombres de dominio vinculados con Batasuna (batasuna.org, euskal-herritarrok.org y batasuna-barakaldo.org). Mientras desde las conexiones de Telefónica, Terra o Ya no se pueden visitar estas páginas, los usuarios de operadoras de cable, por ejemplo, pueden hacerlo sin problema.

Se ha apuntado desde algunos medios que se trataba de aplicar el auto de Garzón, que establecía, expresamente, ‘cancelar las webs u otros servicios que pudieran tener contratados HB-EH-Batasuna en Internet’, pero eso es virtualmente imposible, ya que habría que bloquear el acceso de los internautas a todo tipo de proxy o servicio de navegación anónima de los muchos que existen en el mundo para garantizar la imposibilidad de acceder a esas páginas por parte de un internauta español.

Y, por cierto, ¿son más españoles o más internautas nuestros conciudadanos domiciliados a lo ancho del mundo? Mañana la LSSI entrará en vigor y sabremos si es aplicable o, como ha denunciado la Asociación de Usuarios de Internet, está plagada de tantas ambigüedades que algunos de sus requisitos son incumplibles por las empresas afectadas.

La ceguera no se queda aquí. Basta con pasear de cuando en cuando por algún portal de empleo para ver con lo que tienen que pelear nuestro jóvenes aunque suficientemente preparados en la nueva economía: con el desconocimiento y la incomprensión de sus empleadores.

Mi preferida de esta semana es una oferta en la que solicitan un joven consultor de recursos humanos, licenciado con nivel muy alto de inglés, experiencia previa mínima de un año en selección y dotes comerciales (www.infojobs.net/visualizar_oferta.cfm?of_codigo=452233124525920027200041155068) por un salario tan insultante como 6.000 euros brutos al año. ¿Qué joven en su sano juicio va a quedarse a desarrollar sus habilidades profesionales aquí cuando en Irlanda o el Reino Unido (con un alto nivel de inglés) multiplicarían como mínimo por seis ese salario? Parece una tomadura de pelo, pero lo grave es que además lo sea.

En Los lunes al sol, Fernando León retrata magistralmente la incomprensión que algunas generaciones tienen del mundo que les rodea, la que Ana le echa en cara a José cuando destruye las escasas esperanzas que tenían de conseguir un crédito para salir del bache. Que les ocurra a nuestros parados estructurales debería preocuparnos, pero que les suceda a nuestros gobernantes y empleadores debería estar atemorizándonos.

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