Credibilidad digital

por / sábado, 12 enero 2002 / Publicado en5 días

Desde que Sandra irrumpiera en La Red con todos los tópicos posibles sobre Internet y su futuro, la cuestión de la credibilidad ha sido elemento recurrente para quienes deseaban poner en duda el futuro que nos deparará Internet. La ausencia entre los digitales de la credibilidad que tienen los medios de comunicación tradicionales, o de la que en teoría disfrutan los negocios de siempre, ha sido piedra de toque a la que se nos han acostumbrado cuantos detractores de la nueva economía han cogido el teclado (o mejor el dictáfono) para ahuyentarnos de la ilusión de que el mundo esté cambiando.
Claro que en una época en que todo el mundo está al(i)erta, la credibilidad justamente no es digital o tradicional, ni blanca ni negra. Y por desgracia se ausenta alegremente de todos los ámbitos. Aunque no quepa duda de que es la única herramienta a que podrán acudir los negocios virtuales si quieren sobrevivir.

Si hay algo tan cierto como que la Tierra gira alrededor del Sol es que la Red dificulta ocultar las faltas de credibilidad que antaño se olvidaban con el tiempo y que ahora pueden ser recordadas por cualquier interesado o por la caché de Google y otros servicios similares. La hemeroteca de Alejandría es ya una realidad, para desgracia de algunos y suerte de todos los demás, que podemos recordar los errores de nuestros interlocutores y saber con quién tratamos.

Precisamente esta semana no ha sido lo que se dice parca en ejemplos que reafirmen lo dicho. Para empezar Yahoo ha seguido empeñado en perder la escasa credibilidad que le queda en el ámbito informativo con decisiones como colocar la página web de la presidencia española de la UE (www.ue2002.es) entre “los mejores del año”. El portal considera que la página ha estado “a la altura de los retos”. Justo al contrario que los internautas: en la sección de debate sólo dos ciudadanos españoles han considerado interesante opinar sobre algo.

Y qué decir de las operadoras, que siguen acumulando algo más que anécdotas en su debe. La Asociación de Internautas (AI) ha interpuesto una demanda contra Ya.com en relación a las cláusulas de contratación de ADSL de la compañía. La AI demanda la “posible existencia de flagrantes incumplimientos contractuales” en ocho de las doce cláusulas, sobre todo en lo relativo a la falta de cumplimiento de los plazos ofrecidos para la prestación del servicio desde la solicitud de alta.

Parece que la credibilidad brilla por su ausencia en el bando digital, pero en realidad brilla por su ausencia, simplemente. Porque todo lo ocurrido estos días no es nada comparado con lo que cada día se conoce (y queda guardado en la Red) sobre las gloriosas actuaciones de la CNMV. O no digamos la credibilidad de Andersen en el caso Enron, que pone en evidencia la fea costumbre de “ir con los de la feria y venir con los del mercado”, o lo que es lo mismo, hacer auditorías para que te contraten consultorías. A los auditores-consultores les pasa lo que a la banca comercial que al tiempo ejerce de banca de inversión, que confunde dos trabajos incompatibles ética y pragmáticamente.

¿Y adónde nos lleva esto? A que por primera vez, gracias a la Red, el sufrido inversor puede decidir dónde colocar sus dineros pulsando una tecla. Y nadie pone su manzana en un cesto podrido, sobremanera tras la experiencia argentina. Y sobre todo, cuando tiene tantos (tan lejos y tan virtualmente cerca) donde depositarlas.

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