La canción del verano

por / sábado, 23 agosto 2003 / Publicado en5 días

Cualquiera que se vea llamado a leer estas líneas por el titular (cuya función primordial no puede ser otra que la de captar la atención) estará pensando en alguna económica y neosesuda reflexión digital sobre la dichosa cremita o la espectacular versión en inglés de la canción de las tapas: ‘I have gambas, I have chopitos, I have croquetas, I have jamón’.

¡Pero no! La canción es otra. Aunque tan reiterativa y cutre como las mentadas o cualquier otra que nos haga rogar la vuelta de Georgie Dan. Verbigracia.

Leo en Internet: ‘Dos eran los temas que pugnaban en estas fechas por conseguir el lucrativo título de canción del verano. La dirección presentaba su personalísima versión del archiconocido What a wonderful work! de Louis Amstrong, mientras que este comité ya venía desde hace algún tiempo apostando, muy a pesar suyo, por la secuela de la entrañable canción infantil Vamos a contar (las) mentiras (de la dirección) … tralará… ¿os acordáis? Y decimos que muy a pesar de este comité porque nuestra dirección, ya lo sabéis, miente constantemente y su última mentira afecta seriamente a nuestros compañeros… Seguro que nadie quiere dejar de leer el resto del artículo ¿verdad?’. ¡Pues no! Nadie quiere dejar de leer el resto.

Internet puede haber traído miles y miles de efectos beneficiosos para la economía, las relaciones humanas, la comunicación en general y la productividad en particular. Pero si hay algo que se agradece en momentos de asueto es poder conocer, de primera mano, lo que ocurre en cientos de empresas donde los representantes de los trabajadores han comprendido la potencia de esta herramienta y han comenzado a aplicarla. Tímidamente en unos casos y con sarcasmo en otros, ironía y gracejo amén de auténtica sabiduría sindical.

La cita de más arriba puede leerse aún en la página del comité de empresa de cierta multinacional que, a costa de deshacer posiciones en Indra, a punto estuvo de dar más de un susto a los minoritarios que esperaban más de la tecnológica. El caso es que la empresa de armamento y logística, con ramales tecnológico-informáticos en la piel de toro, de la que hablamos es uno de los más claros ejemplos que pueden encontrarse en la Red para conocer el devenir interno de sus desencuentros laborales.

Hay más y probablemente incluso mejores, especialmente con la que ha caído, está cayendo y no dejará de caer en el sector de tecnología. Pero con un simple paseo por esta web pueden quedarle a uno las cosas claras sobre la importancia de los recursos humanos en la era Internet y la escasísima atención que se suele prestar a la Red y a lo que de ella se puede colgar.

Cierto, no hay enlace al que apuntar para leer a ese comité de empresa. O, simplemente, para saber de quién estamos hablando. Pero se han dado pistas más que sobradas para que cualquier navegante avezado encuentre las páginas en cuestión. Incluso pretendo que sea un ejercicio práctico y digital para estos días de vacaciones.

La moraleja, que haberla hayla, se la recuerdan los miembros de este comité de empresa a su dirección, pero podríamos hacerlo desde aquí a todas las direcciones de todas las empresas del mundo, a todos los políticos del firmamento o a quien haya menester. Gracias a la Red, ‘podéis mentir, sí, pero ya no nos podéis engañar’. ¿O tal vez sí?

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