Semántica de la guerra

por / sábado, 05 abril 2003 / Publicado en5 días

Los filólogos solemos resultar pesados en distintas situaciones. Destacamos por el empecinamiento mostrado en evitar el uso de términos que con malvada carga eufemística pretendan apartarnos de la realidad. Y en estos días, la semántica, esa noble parte de la lingüística que estudia la significación de las palabras, no sólo manifiesta su protagonismo en la Red. En el mundo real hemos vuelto a la necesidad de explicar lo que significa una palabra y de llamar a las cosas por su nombre. Verbigracia, lo que Ana Palacio llama guerra y sus compañeros de Gobierno conflicto. Y la importancia de designar a las cosas por su nombre es tan importante como evitar que se llame eufemísticamente software de código abierto (open source) a lo que es simple y llanamente software libre (free software). Libre de ataduras comerciales, políticas y culturales.

Tal parece que la primavera haya alterado la sangre más aún que esta guerra que desparrama la de inocentes con racimos explosivos de nula moralidad. Y como cruel broma del destino se ha celebrado en estas jornadas aciagas el día de los inocentes en los países anglosajones (April’s fools). Hemos asistido entre atónitos y sonrientes a noticias como la presentación de un emulador de Windows 98 para Palm (www.palminfocenter.com) u otras de falsedad tan evidente como la compra de Linux por Microsoft (www.tomshardware.com) o la publicada en Freshmeat.net ofreciendo trabajo de editor por 65.000 euros anuales con masajes y otras ventajas idílicas. Quien desee regodearse tiene un Top 100 de las mejores bromas de la historia (www.museumofhoaxes.com/top100.html). Aunque la cosa no está precisamente para bromas.

Por si alguien dudaba que el mundo digital se aleja a pasos agigantados del real, cada día hay más evidencias. En Internet podemos ver aún las críticas imágenes del American life de Madonna que en el mundo real no tienen sitio. Imágenes que ya sólo están en Internet, como sólo la sociedad real está en la Red, toda vez que en la vida real han sido secuestradas. También está sólo en Internet lo que de verdad piensan periodistas, políticos honrados y morales y ciudadanos de todo tipo y condición. Mientras el mundo real se dedica a denunciar en los juzgados al digital, incapaz de soportar la cruda realidad. Una realidad que retrató Michael Moore en los Oscar y en la que soportamos un Gobierno ‘ficticio’ que habita una torre de cristal muy separada del suelo firme y que representa una ministra que no… no… no… no… tiene la más mínima habilidad social, la más mínima capacidad lingüística ni semántica, la más mínima capacidad para gestionar una crisis que tiene un nombre (guerra) que su subconsciente ha hecho salir de su balbuceante discurso como por sorpresa.

Joshua, la máquina de la película de Badhan Juegos de guerra, comprendió a la postre que la guerra es un juego en el que nunca se gana. Y además es un juego que sale muy caro. Que se lo digan sino a los propietarios de una Xbox que ya pueden disfrutar del pilotaje de una sofisticada máquina de guerra con un mando tan inmenso como poco económico. Quienes deseen jugar a Steel Battalion deben poner 199 euros. Y, por desgracia, a todos nosotros nos están sustrayendo vía impuestos mucho más para que algunos Gobiernos sigan jugando con las vidas ajenas.

Llegados a este punto, un par de lecciones de semántica no estarían de más.

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