Simpatía por el Diablo: Querid@s franceses e irlandeses

Siempre he tenido una simpatía desmedida por vascos y catalanes, italianos, irlandeses y franceses. Y amén de muchas otras motivaciones sociológicas, culturales e inexplicables racionalmente, siempre ha estado detrás un sustrato que también relaciona a esos pueblos con el asturiano: Todos somos gente emigrante, con matices, sí, pero emigrantes. Sobre todo los celtas: irlandeses, bretones…
Y este maravilloso gráfico me lo ha recordado. Y me ha recordado también que el nacionalismo es parte de la globalización histórica que llevamos desarrollando en este Mundo desde tiempos lejanos, sin que nadie se percatara de ello más de lo necesario.
A quién aún sigue emocionándose cada vez que escucha la Marsellesa, y más si es en la banda sonora de Casablanca, (¡qué magnífica escena aquella!) las diatribas contra el nacionalismo del perturbado político de Vargas Llosa le animan a dar a conocer la visión real de que todos estamos cortados por el mismo patrón. Ya lo descubrió Propp con los cuentos en la época del Formalismo.. Y cada día nos lo recuerdan imágenes tan impactantes como esta.
¡Cuántísima gente tiene que vivir lejos de sus orígenes, de sus seres queridos, de sus paisajes preferidos, de sus fríos invernales entrañables o sus secos y rigurosos calores estivales!
Me encanta la señaldá, la morriña y cuantas versiones lingüísticas coinciden y subsisten en este mundo refiriendo el melancólico recuerdo por el país que te vio nacer y l@s paisan@s que te amamantaron y criaron.